martes, 13 de octubre de 2009

DIA 13.- PLATAMONAS, DION Y VILLA SEVASTI



Hoy debíamos decir adiós a esta fantástica zona del Pelión, pero los días pasan y nuestro próximo destino en las proximidades del Monte Olimpo estaba esperándonos, así que hacia allí nos dirigimos.

La carretera pasa por el Valle del Tempe, pero como había demasiado tráfico decidimos no pararnos y dejarlo para otra ocasión. Continuamos pues y unos kilómetros más tarde nos encontramos en Platamonas. No teníamos previsto hacer ninguna para allí, pero la vista a lo lejos de su castillo nos hizo cambiar un poco los planes y hacerle una visita.

Las murallas y algunas de sus torres se conservan bastante bien. En su conjunto está muy bien restaurado. Estuvimos dando un paseo por allí, vimos restos de una iglesia bizantina y algunas viviendas, además de las hermosas vistas que de sus playas teníamos desde el castillo.







Proseguimos el camino y apareció majestuoso el Olimpo. Allí, casi a sus pies se encuentra el recinto sagrado de Díon. Es uno de los lugares más impresionantes y extensos de cuantos hemos visto. Además de los restos arqueológicos existentes, el entorno lo hace un lugar acogedor y de una gran belleza. Estuvimos recorriendo parte del recinto, pues como he dicho es bastante grande, y vimos los santuarios de Isis, Demeter, Apolo, y otros Dioses. Paseamos también por la calle principal de la ciudad, los baños, y algunas casas con preciosos mosaicos.





Leona había sufrido un accidente un año atrás y se estaba recuperando aún de su pierna, por lo que ella se sentó un rato a esperarnos que siguiéramos recorriendo aquel maravilloso recinto, pero tras una hora decidimos volver donde la habíamos dejado. Ya en otra ocasión continuaremos la visita.




Entramos después en el museo donde pudimos contemplar piezas de mármol impresionantes, así como otros objetos encontrados en el lugar. Es un pequeño pero interesantísimo museo. En un restaurante frente a él comimos y continuamos el camino hasta el hotel.


Al llegar a Sevastí, me preguntó Juan Manuel, ¿pero dónde has reservado el hotel?, este pueblo no tiene nada. Efectivamente era un pequeñísimo pueblo sin atractivo alguno, pero al llegar al hotel que se encontraba a las afueras del pueblo me preguntó Leona ¿Cómo encontráis vosotros estos lugares?.

El hotel estaba situado entre viñedos y no se correspondía para nada con lo esperado, a la vista del pueblo.



Desde su terraza teníamos unas maravillosas vistas del mar a un lado, y del Olimpo al otro. Nos instalamos y nos fuimos a ver las salinas. Encontramos una taberna junto al mar, en la cual estábamos los tres sólos. Nos sentamos y cenamos los típicos mejillones en sus dos variedades "saganaki y tiganitó" y unas sardinas, además de la ensalada griega.







Ya se hacía de noche y nos volvimos al hotel donde tomamos unas cervezas, nos dimos un baño en la piscina y nos fuimos a dormir.

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