lunes, 26 de octubre de 2009

DIA 19.- SOFIA, CASI DE VUELTA A CASA


Este día ya nos notábamos un poco tristones, pues las vacaciones iban llegando a su fin, pero decidimos aprovecharlas hasta el último momento, así que desayunamos y nos fuimos hasta la estación de esquí, para ver que vistas nos encontrábamos por el camino. La verdad es que muchas veces la naturaleza no tiene nada que envidiar a las obras hechas por el hombre. Pese a ser Agosto y no correr agua por las montañas, el verdor y exuberancia de los bosques era espectacular.

Volvimos al pueblo y fuimos a ver la iglesia que se encontraba en el centro. Estaba llena de personas que acababan de asistir al servicio dominical. Estuvimos un rato allí, dimos una pequeña vuelta por el centro y nos fuimos al hotel a recoger los bártulos para proseguir nuestro camino hacia Sofía.

Tardamos aproximadamente dos horas en llegar, pues la furgoneta de nuestra amiga estaba ya pidiendo una revisión en profundidad y no podía ir demasiado deprisa. Llegamos sobre las dos de la tarde y tuvimos mucha suerte de encontrar dos plazas de aparcamiento justo en frente del hotel. Tras dejar nuestras cosas allí nos fuimos a comer cerca del bulevar Vitosha.

Después dimos un paseo por la ciudad y le enseñamos a Leona (para ella era la primera vez que estaba en Sofía) la iglesia de Sveta Nedyeva, la preciosa catedral de San Alexander Nevski, la iglesia rusa, así como otros edificios interesantes del centro de Sofía.





Nos sentamos frente al teatro a tomar un café y fuimos al mercadillo a comprar algún recuerdo de allí. Por supuesto compramos algunos frasquitos de perfume de rosas, tan característico de este país.

Estábamos bastante cansados, por lo que decidimos ir al hotel a tomar algo allí sentados en la terraza y descansar un poco. Más tarde fuimos a cenar y poco después nos marchamos a dormir, pues el avión salía a las 7.30 de la mañana, así que había que levantarse aproximadamente a las 5 de la madrugada. Charlamos un poco sobre todo nuestro viaje e hicimos algunos planes para el próximo y nos quedamos dormiditos como angelitos.

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